Para estudiantes con condición de discapacidad, el hecho de poder participar en programas de actividades físicas o culturales, proporcionan a los niños -ya sea física o mental- una experiencia más para poder desarrollar su potencia, por muy alta que sea su discapacidad. 

La danza integrada se ha convertido en una excelente oportunidad para pasar un buen rato con sus compañeros y mejorar su condición física.

Según Elías Lafuente, director de la Asociación Danza Down, la práctica dancística mejora la autoestima de los niños y les aporta beneficios a nivel biomecánico, intelectual y social. “Aprenden a controlar la verticalidad, el equilibrio y el espacio. Además, la música les ayuda a mantener despierto todo su sistema neuronal, ya que tienen que estar alerta”, especifica el también licenciado en Medicina aplicada a la danza.